La Educación Pública en Chile desde una Perspectiva Crítica: Freire, Apple y el Marxismo

La educación pública en Chile ha sido históricamente un terreno de disputa entre proyectos políticos neoliberales y esfuerzos por democratizar el acceso al conocimiento. Tras el fin de la dictadura, el modelo de municipalización profundizó la mercantilización de la educación, acentuando las desigualdades sociales. La creación de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) en 2017 representó un intento por revertir esta lógica, pero ¿constituyen realmente un avance hacia una educación emancipadora?
Para analizar esta pregunta, recurrimos a tres enfoques críticos: la pedagogía de Paulo Freire, la sociología educativa de Michael Apple y la teoría marxista. Estos marcos teóricos nos permiten examinar no solo las estructuras formales de los SLEP, sino también su potencial —o limitaciones— como herramientas de transformación social en un país marcado por la desigualdad.
I. La Educación Bancaria vs. La Educación Liberadora: Una Mirada desde Freire
Paulo Freire (1970) denunció que la educación tradicional opera bajo un modelo "bancario", donde el estudiante es un mero receptor pasivo de conocimientos. En Chile, este modelo se expresó con crudeza en la educación municipalizada: escuelas empobrecidas, currículos estandarizados y una jerarquía que marginaba a las comunidades educativas de las decisiones pedagógicas.
Los SLEP, en teoría, podrían romper con esta lógica al promover la participación local. Sin embargo, Freire nos alertaría sobre dos riesgos:
La burocratización: Si los SLEP se convierten en aparatos administrativos sin diálogo real con docentes, estudiantes y apoderados, reproducirán la verticalidad del sistema.
La falsa participación: Consultas formales sin incidencia real en el currículo o la gestión escolar no cambian las relaciones de poder.
Ejemplos esperanzadores existen, como experiencias de educación popular en algunos liceos públicos que integran problemáticas territoriales (ej: crisis hídrica en Petorca). Pero sin una política nacional que fomente la pedagogía crítica, los SLEP podrían quedar atrapados en reformas cosméticas.
II. Michael Apple y la Lucha por el Conocimiento Legítimo
Michael Apple (2004) sostiene que las escuelas no son neutrales: son arenas donde se disputa qué conocimientos se consideran "válidos" y quiénes deciden sobre ellos. En Chile, el currículo tradicional ha privilegiado saberes eurocéntricos, técnicos y desconectados de las realidades locales.
Los SLEP, al descentralizar la gestión, abren fisuras en este sistema. Algunos avances incluyen:
Incorporación del mapudungun en escuelas de La Araucanía.
Proyectos de memoria histórica sobre violaciones a los DDHH.
Pero Apple nos recuerda que la descentralización no garantiza democratización. Si los SLEP no cuestionan las estructuras más profundas —como la evaluación estandarizada o la jerarquía del conocimiento académico—, seguirán reproduciendo exclusiones.
III. El Marxismo y los Límites Estructurales de la Reforma
Desde el marxismo, la educación es un aparato ideológico del Estado (Althusser, 1971) que reproduce las relaciones de producción capitalistas. En Chile, la municipalización fue funcional al neoliberalismo: fragmentó a la clase trabajadora y convirtió la educación en un bien de consumo.
Los SLEP, aunque recuperan el control estatal, operan dentro del mismo sistema. Sus limitaciones son evidentes:
Financiamiento insuficiente: No hay redistribución real de recursos.
Falta de poder real: Las comunidades no deciden sobre propiedad de los medios educativos.
Como diría Marx en Crítica al Programa de Gotha, los SLEP ofrecen una "igualdad formal" (todos acceden a la escuela), pero no una igualdad real (misma calidad, mismos recursos). Para cambiar esto, los SLEP deberían vincularse a luchas sociales más amplias, como:
Movimientos por la nacionalización de recursos naturales (ej: litio) para financiar educación.
Asambleas territoriales que controlen democráticamente los presupuestos educativos.
Conclusión: ¿Reforma o Revolución Educativa?
Los SLEP son un avance frente al modelo municipal, pero su potencial transformador depende de si logran:
Superar la pedagogía bancaria (Freire).
Cuestionar el currículo dominante (Apple).
Enfrentar las bases materiales del capitalismo (Marxismo).
Mientras sigan atados a la lógica neoliberal —competencia entre escuelas, financiamiento insuficiente—, serán solo un parche. La verdadera educación pública requiere rupturas: gratuidad universal, control comunitario y un proyecto pedagógico al servicio de las mayorías.
Bibliografía
Althusser, L. (1971). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Nueva Visión.
Apple, M. (2004). Ideología y currículo. Akal.
Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI.
Marx, K. (1875). Crítica al Programa de Gotha.